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23 diciembre, 2009

La enfermedad de la salud

Antes el humano vivía pegado a la tierra. Dormía en el suelo, comía su carne cruda, descanzaba a los pies de los árboles junto a los insectos. En aquel tiempo estaba bien, pero la enfermedad consume al hombre en su ignorancia.
Pasó mucho tiempo y las cosas llegaron al extremo opuesto. Nuestra tierra está tapada con duro cemento, limpiamos las calles de las hojas y tierra, rociamos a los insectos con toxicos, dejamos un pequeño espacio para que un árbol crezca, débil...
El daño del que quiero hablar no es el que hicimos para con la naturaleza, que para ello hay tanto movimiento de salvar al planeta (y que lo logren o no es otro asunto).
Vengo a comentar de como nuestra "extrema" higiene nos hace más daño.
Estando lejos de la tierra, del barro y sus propiedades, la piel se nos hizo más débil. Con pocos árboles (y poca capa de ozono) nuestra piel se hizo más vulnerable al sol. Para un labrador no era nada estar el día bajo el sol ¿cáncer de piel? Nada. Él era fuerte, con la tierra abajo y el sol arriba. Iba luego al rio para limpiarse, río de agua como cristales, fria, que fortalece el corazón. Más tarde llegaba a casa, donde si bien quizás había algún bicho, no pasaba nada, y su esposa lo esperaba con abundante comida, hecha con lo propio que cultivaban.
El ser humano antes era más fuerte, su salud lo era. Estuvo en el equilibrio entre lo natural y la sanatización, su vida era feliz.
Ahora nos da asco comer una fruta sin lavar, nos enfermamos. ¡claro que sí! Mi generación nació débil. Nacimos con el doctor recetando ciertos alimentos y/o vitaminas... alimentos falsos, tomates de invernadero, alterados. Hermosa biotecnología... nos ha jugado en contra más de una vez.
Y los zapatos empezaron a ser cada vez con más colchas de aire. Ni siquiera sentimos el cemento bajo los pies ¿cómo extrañar la tierra? ¿cómo necesitar algo que estuvo desde un comienzo inculcado en nuestras mentes aborrecer?
No digo que yo esté hecha o que anhele labrar mi campo y pisar el suelo, con bichos, sin calzado. ¡No! ... pero me hubiese gustado nacer sin esa repulsión para disfrutar, para estar segura de que mi cuerpo no envejecerá, sino que seré un roble. Me gustaría que los árboles pudieran hacer crecer sus raíces a sus anchas y no tratando de forzar las calles, las veredas, los cortes de sierras para que se vean "mejor". Quisiera saber que mi comida no me causará cáncer... Pero estoy sumergida en este mundo.
Algo malo pasó, en algún momento nos fuimos al otro extremo.
Probablemente ahora nos hacemos más daño que antes, cuando éramos incivilizados.
Quisiera darle a mis hijos, a la generación que viene el equilibrio, ¿pero como infundar una realidad que ni siquiera conozco o puedo soportar?

1 comentario:

Unknown dijo...

"Science is Humankind's claws and hide"
- Ikari


El labrador moría a los 40 años.

Pero también me cansa el asfalto.