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23 septiembre, 2013

Basta de banalizar la mente

Escribo sin música para no influenciarme.

¿De dónde viene la negación a los tratamientos psiquiátricos y psicológicos? ¿Por qué en esta "sociedad moderna" seguimos viendo ciertas cosas con mala cara? Ocultamos, no es raro, los problemas patológicos mentales que hemos tenido, no son temas de conversación abiertos, incluso muchas veces no sabemos que tenemos esta clase de problemas.
Nos enseñan a identificar síntomas del resfrío -uy ando con mocos y estornudando, parece que me resfrié- y sabemos cómo cuidarnos, pero quizás la cosa igual empeore y se desarrolle una amigdalitis, por ejemplo, tenemos fiebre, dolor de garganta, sequedad al respirar - voy al doctor, necesito antibióticos -. Con una descompostura estomacal regulamos nuestra dieta, con una contractura nos aplicamos calor y nos hacemos masajes. ¿Por qué no nos enseñan a identificar la angustia? Si llevamos días en la cama porque sí, si nuestra rutina se desarmó, si aparece un miedo irracional, se asoma una fobia social. crisis de pánico, ¿por qué no vamos al especialista en esto? Y pasan los meses y los años, y tal como una enfermedad mal cuidada empeoramos. Lo que pudo haber sido curado con un simple cuidado casero pasa a ser necesario que sea tratado con medicación... Y aun así hay muchos casos que necesitan medicación y no están tratados. Se vuelve crónico. Se vuelve peligroso. Nuestra vida se pone en riesgo, créanlo, la mía estuvo en riesgo.

No importa que no crean en el espíritu, en el alma, en similares a eso. Somos mente y cuerpo. Si cuidas tu cuerpo, cuida también tu mente. Ni siquiera estoy diciendo, ahora, que tengas pensamientos felices o "ejercitación para la salud mental", sólo los cuidados mínimos que haces cuando tu cuerpo también está enfermo. Aprender cómo identificar los síntomas y hacer algo al respecto, algo antes de que empeore. Si la abstracción de mente te resulta igual que pensar en el alma, o algo muy psicológico, y eso está en contra de tus creencias y opiniones, míralo como algo netamente biológico; el cerebro es una parte más de tu cuerpo, segrega sustancias que alteran operaciones físicas, por ejemplo la adrenalina, puede ser que tu cerebro falle, no como un retraso mental o que le falte un trozo, simplemente está segregando una sustancia menos y necesitas un suplemento para que tu organismo funcione bien. Quiero acercar este mensaje a todas las personas, sin importar cuán diferentes sean sus puntos de vista: religiosos, nihilistas, homeópatas, espiritualistas, adolescentes que aun no saben identificar una angustia, adultos que creen que todo está en el poder de la mente... Conozcan su cuerpo y cuidenlo, atiendan las señales a tiempo, no se dejen estar, no agraven una enfermedad. Creo que si cada quién se vuelve consciente de cuidarse somos capaces de cambiar la sociedad y que la educación y salud esté de nuestro lado, hacer un cambio generacional dónde no escondemos, banalizamos, ni tapamos cosas como la tristeza, la angustia, la ira, las crisis de pánico, sino que las vemos como parte de nuestro ser y sabremos cuándo las cosas van fuera de lo normal. Contaremos estos hechos de la misma forma que accidentes cuando éramos niños o resfrios.

Cambiar todos para que estos asuntos sean tomados en cuenta. Sí, educación y salud mental, sí, educación mental, garantizada por el estado.

Ahora es mucho pedir, creo, pero lo estoy pidiendo, es lo que creo y quiero, es el futuro que quiero para las siguientes generaciones. Tomo el teclado, uso mis palabras de escritora sin conocimientos, sólo soy un caso más, pero algo tengo que hacer al respecto, sería hipócrita de mi parte no hacerlo.

27 agosto, 2013

Para la viejita.

Te vi salir temprano en la mañana, vieja
hacía frío pero usabas tu falda larga marrón,
que bueno que dejaste el luto, vieja,
el viejo murió hace tiempo ya.

Barrías la calle, encorvada,
así está tu espalda,
de un lado gastada,
como la escoba vieja que usas.

No me gusta la religión católica,
pero me alegro que vayas a la iglesia,
a juntarte con tus amigas viejas,
a informarte de los cursos de tercera edad,
hacer cosas que te divierten,
aunque sean cosas de vieja.

Y veo tu foto, vieja y marrón como tu falda,
eras otra, estabas con la piel tersa,
recién casada, ilusiones y promesas,
¿cuántas de ellas se cumplieron?
Cuéntame, vieja, las mismas historias,
otra vez,
otra vez,
otra vez,
no me canso, como tú no te cansas de barrer,
con frío de mañana,
con la misma escoba encorvada,
con las mismas manos que cocinas,
cosas qué sólo tú sabes.

Las recetas se irán contigo,
la calle se va a llenar de hojas,
la escoba se irá a la basura.
Y te reencontrarás con el viejo.

09 agosto, 2013

Alucinaciones

Tuve cuatro. O al menos recuerdo estas cuatro mientras escribo, escribo con mis manos; en ese momento no podía tocar nada. Imagina tu mano, mírala, visualiza pequeños cortes, desde dónde comienza lo carnoso de tu mano hasta la punta de tus dedos, muchos cortes a lo largo, tu mano fileteada con cortes de dos milímetros de separación y lo suficientemente profundos y perfectamente hechos como para ver el interior de la carne. Si le pasas el pulgar de tu otra mano rápido vas a sentir como si pasaras las páginas de un libro, ambas manos hechas un librito, churrasquitos. Se siente cada corte, ¡no, no cierres los ojos! que si los cierras la imágen horrible aparece y se siente más. Me miro la mano "no es real, está en mi cabeza, no es real está en mi cabeza" y despacito, mirándome las manos trato de tocar cosas. Un terror horrible, no quiero estas manos, córtenmelas, ¡ay, no, otro corte no! Igual no puedo tomar el cuchillo, porque mi otra mano también está fileteada. Debería sacarme la piel, quedaría la carne viva, pero los cortes se irían.

También quise sacarme la piel, como si fuera una polera, cuando sentí los bichos. No sé que eran, unos pequeños escarabajitos, bichos bolita o similar, cerca de 15, caminando debajo de mi piel desde la base de la espalda hasta el cuello. "Dani, haceme cariño en la espalda, suavecito, tengo bichos que me caminan bajo la piel, yo sé que no son reales pero los siento". Y no podía mirarme la espalda, pero estaba segura que si me tocaba iba a sentirlos, pequeñas protuberancias que se movían, no era doloroso pero me causaba mucha impresión. Ahí, donde tienes tu tatuaje, bajo la epidermis, donde tienes tu tinta, tu tinta no se mueve, pero podría, podría hacerse una bolita de tinta y moverse por tu cuerpo ¿a dónde va? ¿se te meterá al cerebro? Al menos la tinta no está viva, no es un parásito en la dermis ¿o sí? "Gracias, en el omóplato, suavecito, gracias, Dani, se van yendo los bichitos".

Puedes tener inutilizables tus manos, puedes albergar huéspedes bajo tu piel, pero lo de la boca, lo de la boca no sabía cómo controlarlo. No sé si desperté así o la idea surgió durante el día, pero mi boca se transformó en una herida, era una abertura en mi cuerpo que lo atravesaba por completo hasta el ano. No quiero tener boca, este tajo horizontal en mi cara, el cual debo abrir porque me estoy muriendo de sed, tengo que abrir esta llaga horrible e introducirle un líquido. ¿Qué hago? me coso la boca, me la pego con la gotita, debo cerrarla. Pero si no bebo me voy a morir deshidratada, no quiero morir. Necesito pedir ayuda, pero para pedir ayuda debo abrir la boca y hablar. Hablar es horrible, miles de movimientos, abrir y cerrar esta insangrante herida, con esa lengua, molusco horrible ¿viste una lengua al microcospio? llena de protuberancias/pelitos, saliva es la sangre de la boca, y de las encias salen ¡huesos! los huesos salen hacia a fuera de mi cuerpo, se ven si abro la boca, cuánto asco... Lentamente, pensando en que la boca es algo completamente normal, logro tomar agua, logro fumar, pero comer nada. Nada hasta muchísimas horas más tarde. Al menos sobreviví tomando agua. Podía moverme, podía leer, pude distraerme.
Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real.
Con lo de las piernas no pude hacer nada. Creo que hubo un estímulo externo y no podía separar la ficción de la realidad de ninguna forma.

El frío era insoportable, era junio, era normal sentir frío, pero yo sentía que iba a congelarme. Y acostada en la cama, con ropa y muchas frazadas, se me congelaron las piernas. Se me congelaron a punto tal que eran como una escultura de hielo, hechas de cristal. No puedo moverme, no puedo flexionarlas ni un poco ¡porque se me van a romper! Así que no puedo mirarlas para pensar que está todo en mi cabeza, no puedo acariciarlas para sentir que no es real, no puedo distraerme ni satisfacer mis necesidades básicas, no puedo levantarme a tomar agua o ir al baño. Duermo, sólo puedo dormir. No llego a alcanzar el teléfono o quizás sí pero el riesgo de que se me quiebren las piernas es muy grande. Espero... En mi cabeza llamo a Dani. Dani llega y llama a mi psicóloga. Mi psicóloga dice que hay que llamar a un psiquiatra de urgencia a casa. El psquiatra llama a una ambulancia y al psiquiátrico para confirmar una cama disponible.

03 abril, 2013

Un poco tarde para cuestionarse

Siete años más tarde me pregunto si la amé. Probablemente porque en ese momento no hubiera concebido algo así, pero ahora lo hago, ahora me cuestiono y trato de volver atrás para re-sentir aquellos momentos en los cuales quería estar cerca físicamente, en los cuales lloramos y reimos, en los cuales tan sólo estabamos sentadas en el sofá mirando la tele y eso era suficiente para que el mundo estuviese bien. ¿La amé? ¿Aun quedará algo de eso? Me gustaría decir que sí, para disfrutarlo, no para crear embrollos vertiginosos en mi vida. Decir que sí para imaginar cómo hubiese sido, sin nunca decirle nada.
Igual no le diré nada. "Hola, sabes qué?, estuve pensando en los viejos tiempo y no sé... creo que estaba enamorada de ti". No tiene sentido. Menos si enrealidad no lo sé, menos si nunca va a pasar nada, menos si ya no puedo disfrutarla...
Me da pena estar tan lejos, me da pena que me busque y yo apenas pueda darle ánimos, pero quizás siempre fue así...
Ya no sé, muchos puntos suspensivos. ¡Siete años! De ser una romántica que aun no entendió su propio amor.

27 febrero, 2013

Corona y calzado para interiores

- ¿Qué tenés puesto?
- Pantuflas
- ¿Nada más?
- Una corona
- ¿Me estás jodiendo?
- Te estoy respondiendo.

La reina de las pantuflas apagó su lámpara de lectura con conexión de siete megas. Era hora de borrar el día con algún sueño, de esos en los que calza zapatos hermosos, con grandes tacones y que, maravillosamente, no le duelen.
La reina de las pantuflas no salía mucho de casa, no es decoroso para una reina salir sólo en corona y pantuflas pero ¿qué iba a hacer? eso era lo que era la reina de las pantuflas y no tenía ni necesitaba, objetivamente, nada más. "¿Qué llevaba puesto?" absurda pregunta, lleva el reino de las pantuflas a su cuesta, toma decisiones importantes, lleva puestas contracturas en los hombros. Mucho estrés.

Se puso las pantuflas rojas, quería sentirse sexy, las que tenían un bordadito de encaje negro. Se sacó la corona, se desordenó el pelo. Tengo puesta la fogosidad de mi cuerpo, tengo puesta mi cabeza en la almohada, mis fantasías en que alguien venga y...

Tacos, zapatos con tacón. Quizás unas lindas medias.

- ¿Qué llevas puesto?
- A vos te voy a llevar puesto, pelotudo, soy la reina de las pantuflas, teneme respeto.

06 febrero, 2013

Intento de un capítulo

A veces escribo cosas... esta es más real.

Debió ser muy temprano en la mañana, 5:30 am quizás, sólo se escuchaba algún ronquido y respiraciones pesadas de sueño. La orquesta somnífera se ve interrumpida por unos pasos y ruidos metálicos que se acercaron a la cama más lejana del semi-círculo, cerca del baño.
- Extendé el brazo, por favor, te vamos a tomar una muestra de sangre.
Con la vista borrosa la muchacha entregó su brazo de 23 años. Se alegraba de estar tan dormida, sino hubiera sido una escena complicada, no se le daba bien los asuntos que involucraran sangre y objetos corto-punzantes.
El sueño continuó hasta que volvió a despertarse, esta vez, con sonidos de gente levantándose, ya debían ser las 8 y era hora de desayunar, los horarios de las comidas están muy marcados en los hospitales. Se puso un abrigo muy grande para ella y se acercó a la mesa dónde empezaban a servir las cosas mientras se refregaba los ojos. No tenía permitido aun bajar al comedor, tenía que pasar unos días ahí, en Cuidados primero, el lugar donde eras vigilado 24/7 y no existían cosas tales como cuchillos (es muy molesto esparcir mantequilla con una cuchara -pensó). Con su café con leche venía gratis una dosis de pastillas gratis; ansiolíticos y antidepresivos. Luego de comer con ganas, no como la otra chica que parecia de su edad que había que obligarle a comer, esperó su turno para usar el baño y ducharse. Las pastillas y el baño fueron suficientes para querer dormir otro rato, después de todo no tenía ganas de bajar y hacer nada junto a un montón de gente que no conocía y que estaba igual o peor que ella.
Pronto se daría cuenta que su actitud no era la correcta, al otro día demostró más energía y ganas de hacer cosas, así salía de Cuidados más rápido. Efectivamente, tres días después la cambiaron al tercer piso, a una habitación compartida con una señora mayor que fue su compañera en Cuidados y pasó a comer al comedor general en planta baja. Nunca pensó que un cuchillo podía ser un lujo, pero así eran las cosas en el hospital psiquiátrico: lápices, poder llamar por teléfono, salir a la calle, comer alguna golosina, todo un lujo.

05 febrero, 2013

La oscura vida radiante

Cambia tus sentidos

Estoy sorprendida, la vida no se cansa de tirarme magia cada vez que estoy en la oscuridad. Un destellito luminoso al que me acerco, con miedo, pienso que es uno de esos "pez luz" que habitan en las profundidades, lucesita con un transfondo de dientes afilados... pero no. Cada vez que rompo con esa barrera de miedo me doy cuenta que era puramente algo bueno y que vale la pena seguir cuando tenía todo deshecho.
Volver a comenzar.

Aun no leí "La oscura vida radiante" pero creo que ya entiendo esa novela. Creo que Aniceto Hevia vino a dejarme un mensaje que no tengo que olvidar. Por más tenebroso que sea sobrevivir hay magia, hay luz.

Podría quejarme de la oscuridad pero prefiero agradecer la luz.

-.

Ayer fui buena chica (?) y fui a la facultad, cagada en las patas de miedo, aun no puedo superar esas cosas. No sé cómo voy a llevar adelante la cursada pero los rayitos de luz se asomaron, gente queriéndome ayudar por todos lados y, por arte de magia, hoy el psiquiatra me sacó una de las pastillas que tomaba a la mañana. :)