Por segunda vez (auqnue posiblemente ha sucedido muchas màs pero no lo recuerdo), una persona desconocida se acerca a mí para contarme su vida. Iba en el metro comiendome un twister (de esos del Kentucky D:) con la srta Mónica [http://www.fotolog.com/_moniu/] cuando se sube un señor...
- Disculpa, te puedo decir algo.. algo sincero... - dice él
- ehh ... si :inserte aqui cara de temor:
- es una volá muy loca eso si...
De ahi me empieza a contar su vida y sus problemas; se notaba que el caballero había tomado unas copas de vino y que estaba destrozado. Su señora lo había dejado... tendría unos 45 o quizás más, la gente triste se ve demacrada... más vieja.
Al comienzo seguía comiendo :equisdé: pero luego, debía aconcejarlo, una palabra de consuelo, no sé...
¿Cuánta ente sola con nadie a quién poder decirle nada?
Pienso que algunos altos ejecutivos trabajolicos bajo depresión, van al sicologo para conversar ¡sólo necesitan eso!
Si, si... creo ser buena escuchando. Talvez no mucho para poder dar soluciones. Quizás como un diario de vida. Me gustó pensar eso, es sentirse necesitado, especial y a la vez ayudas.
Luego con la sita Mona hicimos cambio de anden, me hubiera gustado abrazar al Señor, pero aun no terminaba de comer y no soy muy efusiva (bleh aveces sí.. pero asdasfasdfasdf), simplemente me dejé llevar por la frivolidez típica humana, esa que pareciera prohibirte romper las barreras entre nosotros. Mi error.
Saludos desde Santiago, mientras veo a la Mona dormir... :E