Te vi salir temprano en la mañana, vieja
hacía frío pero usabas tu falda larga marrón,
que bueno que dejaste el luto, vieja,
el viejo murió hace tiempo ya.
Barrías la calle, encorvada,
así está tu espalda,
de un lado gastada,
como la escoba vieja que usas.
No me gusta la religión católica,
pero me alegro que vayas a la iglesia,
a juntarte con tus amigas viejas,
a informarte de los cursos de tercera edad,
hacer cosas que te divierten,
aunque sean cosas de vieja.
Y veo tu foto, vieja y marrón como tu falda,
eras otra, estabas con la piel tersa,
recién casada, ilusiones y promesas,
¿cuántas de ellas se cumplieron?
Cuéntame, vieja, las mismas historias,
otra vez,
otra vez,
otra vez,
no me canso, como tú no te cansas de barrer,
con frío de mañana,
con la misma escoba encorvada,
con las mismas manos que cocinas,
cosas qué sólo tú sabes.
Las recetas se irán contigo,
la calle se va a llenar de hojas,
la escoba se irá a la basura.
Y te reencontrarás con el viejo.
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27 agosto, 2013
09 agosto, 2013
Alucinaciones
Tuve cuatro. O al menos recuerdo estas cuatro mientras escribo, escribo con mis manos; en ese momento no podía tocar nada. Imagina tu mano, mírala, visualiza pequeños cortes, desde dónde comienza lo carnoso de tu mano hasta la punta de tus dedos, muchos cortes a lo largo, tu mano fileteada con cortes de dos milímetros de separación y lo suficientemente profundos y perfectamente hechos como para ver el interior de la carne. Si le pasas el pulgar de tu otra mano rápido vas a sentir como si pasaras las páginas de un libro, ambas manos hechas un librito, churrasquitos. Se siente cada corte, ¡no, no cierres los ojos! que si los cierras la imágen horrible aparece y se siente más. Me miro la mano "no es real, está en mi cabeza, no es real está en mi cabeza" y despacito, mirándome las manos trato de tocar cosas. Un terror horrible, no quiero estas manos, córtenmelas, ¡ay, no, otro corte no! Igual no puedo tomar el cuchillo, porque mi otra mano también está fileteada. Debería sacarme la piel, quedaría la carne viva, pero los cortes se irían.
También quise sacarme la piel, como si fuera una polera, cuando sentí los bichos. No sé que eran, unos pequeños escarabajitos, bichos bolita o similar, cerca de 15, caminando debajo de mi piel desde la base de la espalda hasta el cuello. "Dani, haceme cariño en la espalda, suavecito, tengo bichos que me caminan bajo la piel, yo sé que no son reales pero los siento". Y no podía mirarme la espalda, pero estaba segura que si me tocaba iba a sentirlos, pequeñas protuberancias que se movían, no era doloroso pero me causaba mucha impresión. Ahí, donde tienes tu tatuaje, bajo la epidermis, donde tienes tu tinta, tu tinta no se mueve, pero podría, podría hacerse una bolita de tinta y moverse por tu cuerpo ¿a dónde va? ¿se te meterá al cerebro? Al menos la tinta no está viva, no es un parásito en la dermis ¿o sí? "Gracias, en el omóplato, suavecito, gracias, Dani, se van yendo los bichitos".
Puedes tener inutilizables tus manos, puedes albergar huéspedes bajo tu piel, pero lo de la boca, lo de la boca no sabía cómo controlarlo. No sé si desperté así o la idea surgió durante el día, pero mi boca se transformó en una herida, era una abertura en mi cuerpo que lo atravesaba por completo hasta el ano. No quiero tener boca, este tajo horizontal en mi cara, el cual debo abrir porque me estoy muriendo de sed, tengo que abrir esta llaga horrible e introducirle un líquido. ¿Qué hago? me coso la boca, me la pego con la gotita, debo cerrarla. Pero si no bebo me voy a morir deshidratada, no quiero morir. Necesito pedir ayuda, pero para pedir ayuda debo abrir la boca y hablar. Hablar es horrible, miles de movimientos, abrir y cerrar esta insangrante herida, con esa lengua, molusco horrible ¿viste una lengua al microcospio? llena de protuberancias/pelitos, saliva es la sangre de la boca, y de las encias salen ¡huesos! los huesos salen hacia a fuera de mi cuerpo, se ven si abro la boca, cuánto asco... Lentamente, pensando en que la boca es algo completamente normal, logro tomar agua, logro fumar, pero comer nada. Nada hasta muchísimas horas más tarde. Al menos sobreviví tomando agua. Podía moverme, podía leer, pude distraerme.
Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real.
Con lo de las piernas no pude hacer nada. Creo que hubo un estímulo externo y no podía separar la ficción de la realidad de ninguna forma.
El frío era insoportable, era junio, era normal sentir frío, pero yo sentía que iba a congelarme. Y acostada en la cama, con ropa y muchas frazadas, se me congelaron las piernas. Se me congelaron a punto tal que eran como una escultura de hielo, hechas de cristal. No puedo moverme, no puedo flexionarlas ni un poco ¡porque se me van a romper! Así que no puedo mirarlas para pensar que está todo en mi cabeza, no puedo acariciarlas para sentir que no es real, no puedo distraerme ni satisfacer mis necesidades básicas, no puedo levantarme a tomar agua o ir al baño. Duermo, sólo puedo dormir. No llego a alcanzar el teléfono o quizás sí pero el riesgo de que se me quiebren las piernas es muy grande. Espero... En mi cabeza llamo a Dani. Dani llega y llama a mi psicóloga. Mi psicóloga dice que hay que llamar a un psiquiatra de urgencia a casa. El psquiatra llama a una ambulancia y al psiquiátrico para confirmar una cama disponible.
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